La final de la Copa Libertadores tuvo sus 90 minutos iniciales con un único gol, algunas amonestaciones para jugadores que se pierden la vuelta, y un polémico arbitraje que dejó mucho que desear. Finalmente, Lanús cayó contra Gremio en Brasil por 1-0 con gol de Cicero y deberá remontar el global si quiere ser campeón del certamen por primera vez en su historia.
Después de un primer tiempo parejo donde ambos tuvieron sus chances, el complemento tuvo un protagonismo casi excluyente del conjunto local, que llegó al gol y hasta pudo haber estirado la ventaja si el árbitro chileno Julio Bascuñán cobraba un claro penal a instantes del pitido final.
Empezó el encuentro con ambos midiendo sus movimientos, pero lentamente se vio lo que sería la característica principal de lo que pasaba en el campo de juego. Mientras que el Granate apostaba a su juego habitual, asociando a sus jugadores mediante pases por abajo para progresar en la cancha, su rival nunca lo dejó de presionar arriba, algo que tuvo éxito y que posteriormente le permitió arrinconar a los argentinos.
Tras un intento de lejos de Ramiro que se fue lejos, llegaron las más claras para Lanús. A los 33 Román Martínez entró al área por derecha y le pegó fuerte por bajo, pero Marcelo Grohe la desvió bien para un costado. El arquero se volvió a lucir minutos después, en un córner cabeceado por Diego Braghieri que econtró una enorme reacción abajo del 1 brasileño. El susto más grande de la visita en la etapa inicial fue a los 44, cuando Esteban Andrada quiso salir jugando pero dio un mal pase y respiró al ver que el tiro de Arthur no tuvo precisión.
En el complemento, Lanús lentamente fue llevado a que se refugie atrás, y nunca pudo lastimar de contra. Poco a poco aparecieron las situaciones claras para el local, empezando por un tiro libre de Edílson que no encontró el arco, y pasando por remates de Bruno Cortez y de Jael que exigieron a Andrada.
Finalmente, el gol llegó para el dos veces ganador de la Libertadores. A los 82, un pelotazo largo terminó siendo bajado por Jael para el ingresado Cícero, que aprovechó que pudo romper la línea de los centrales y definió sólo para el 1-0 que fue muy festejado en un banco de suplentes, y que trajo mucha frustración en el otro. La alegría llegó también a los hinchas, que hicieron suspender unos minutos las acciones por prender bengalas.
Sobre el final, el árbitro que había tenido un flojo desempeño tuvo un momento de descontrol en el cual quedó muy mal parado. Después de amonestar a Walter Kannemann insólitamente después de que recibiera un empujón en un tiro libre, omitió amonestar a Edílson en más de una oportunidad para no dejar con dos jugadores menos para la vuleta al equipo brasileño, así como también le perdonó la tarjeta a un par de jugadores del Granate. Tampoco le sacó tarjeta a Geromel, en una falta muy fuerte en la que le fue con los dos pies a Martínez.
Por si fueran pocos los errores que había tenido Bascuñán, cuando faltaban segundos para que se cumplan los 5 minutos adicionados Jael fue derribado con un claro empujó y el juez no sólamente no cobró infracción, sino que se apuró a terminar el partido para que su cadena de errores llegue a su fin y deje de estar en mira de ambos equipos, que terminaron disconformes con su manera de proceder.
Con la victoria de Gremio, Lanús deberá ganar por 2 goles de diferencia para ser campeón de la Copa Libertadores. Mientras que el 1-0 en territorio argentino significará que vayan a penales, cualquier otra ventaja por la mínima del Granate dará por ganador a los brasileños por gol (o goles) de visitante, mientras que con un empate o victoria del Gremio alcanzará la máxima gloria continental por tercera vez. Lanús deberá dar vuelta la serie para seguir haciendo historia.