La edición 2018 de Rally Dakar llegó a su fin este sábado en Córdoba. Con la fiesta del podio por delante, donde los pilotos que arribaron junto con sus equipos al final de a una de las competencias más duras y arriesgadas del deporte motor darán el último espectáculo, los fanáticos podrá disfrutar de las maquinas más implacables del mundo tuerca. Tras superar un camino total de cerca de 9.000 kilómetros, que atravesó suelo peruano, boliviano y argentino, ya se conocerlos campeones
El representante trasandino Ignacio Casale no sólo dominó a su gusto la categoría de los cuatriciclos, sino que también se adueñó se su segundo Dakar de su carrera deportiva. Al finalizar la prueba, reconoció que fue el “más duro de su vida”.
El chileno construyó a lo largo de las 14 etapas una diferencia tranquilizadora por encima de sus rivales directos. Le sacó una hora al cordobés Nicolás Cavigliasso y más de dos a Jeremías González Ferioli. A completar la prueba, felicitó a sus mecánicos y le dedicó el triunfo a su esposa. A ella responsabiliza por modificar su manera de encarar una especial. “Antes era más loco e iba siempre a fondo", explicó a la transmisión oficial.
Matthias Walkner, representante de KTM ganó entre las motos. El gusto amargo fue para el argentino Kevin Benavides, que con su Honda tuvo una excelente labor pero quedó relegado a la segunda ubicación de la general. Apenas 16 minutos detrás del europeo, el joven no pudo remontar errores puntuales y estuvo a nada de la gloria.
El austríaco es el primero de su país en conquistar el Dakar, y la proeza vale doble, porque le permitió extender el dominio de KTM en la divisional. La marca ya lleva 17 veces consecutivas calzándose el saco de vencedor. Toby Price, ganador en 2016, finalizó tercero.
Varios abandonos prematuros le quitaron un poco de competitvidad a la categoría de las dos ruedas. El campeón del año pasado, el británico Sam Sunderland, el español Joan Barreda y el francés Adrien Van Beveren no completaron el arriesgado desafío.
En los autos, que parecen verdaderas bestias surcando las arenas y los terrenos más peligrosos, el español Carlos Sainz explotó todo el potencial de su Peugeot y se impuso frente a duros contrincantes. El ex piloto de WRC ganó el segundo de Dakar de su cuenta personal. La ventaja de cerca de 40 minutos por encima de Nasser Al-Attiyah, príncipe catarí que supiera ser olímpico en tiro en Londres 2012, le permitió al Matador romper una racha de ocho años sin subirse a lo más alto del podio. En el medio, sufrió el abandono en cinco oportunidades. El tercer escalón en la general fue para el sudafricano Giniel De Villiers, con Toyota.
Las bajas en esta categoría también fueron sensibles: Stéphane Peterhansel, Sébastien Loeb y Cyril Despres, compañeros de equipo de Sainz fueron alcanzados por varios problemas de conducción a lo largo del Dakar y los obligaron a despedirse antes de la sentencia definitiva. Esto no sólo favoreció al ibérico, sino que fue una muestra de lo difícil que fue esta edición.
En camiones, la pena también fue argentina. Federico Villagra fue una de las sorpresas durante gran parte del rally, pero problemas mecánicos en la caja de su Iveco lo marginó de algo que podría haber sido histórico. Apenas estaba a un segundo del líder, un suspiro en este tipo de competencias, cuando su unidad le dijo basta. Por su lado, el Kamaz del ruso Eduard Nikolaev fue implacable y lo alcanzó a la gloria. Finalmente, el nacido en Náberezhnye Chelný logró retener el título al imponerse por delante del bielorruso Siarhei Viazovich y de su compatriota Airat Mardeev.