Por la vigésima tercer fecha del Campeonato de Primera división, el Santo fue más en el Hilario Sánchez y rescató los tres puntos para ir con mas confianza al encuentro contra Godoy Cruz. Quilmes deberá esperar para seguir con chances de permanecer en lo mas alto del fútbol local..
El comienzo del partido fue de estudio contante. No hubo un dominador claro, pero fue el local quien propuso las opciones mas claras para romper con el empate. Los de Néstor Gorosito rompieron con la monotonía y atacaron a las espaldas de los laterales rivales. Los centros ensayados hacia los delanteros fueron la carta de ofensiva preferida, aunque no se tradujeron en riesgo. Sólo un cabezazo pudo haber sacado la diferencia, pero Joaquín Molina lo desvió y facilitó la tarea del arquero. Por su parte, la visita se planteó lastimar de contragolpe. Para la preocupación de su técnico, Cristian Díaz, los embates fueron neutralizados por una firme defensa.
Nuevamente, la violencia se las ingenió para meterse en las canchas. Un estruendo rompió la normalidad con la que se venía desarrollando el encuentro. Cerca del final del primer tiempo, un petardo arrojado desde la tribuna impactó a metros de César Rigamonti. Si bien se recuperó rápidamente, el árbitro hizo que las autoridades advirtieran a los hincha que se procedería a la suspensión de producirse un hecho similar.
En la reanudación, se mantuvo la tendencia instalada antes del descanso. Los locales reafirmaron su mejoría. Al minuto, Cristian Trombetta le ahogó el grito a Maximiliano Lugo, quien recibió un centro desde el sector izquierdo. Este tipo de envíos fueron el fuerte del Verdinegro en la segunda mitad. Más tarde, a los diez, Marco Gelabert le cambió el palo a un centro con un impacto de cabeza, que apenas salió desviado. La situación fue clara, pero no vio luz en el resultado.
Los cambios de ambos equipos se correspondieron a necesidades físicas y no a una reacción futbolística. Distintos nombres no pudieron resolver la ecuación del empate transitorio. A medida que transcurrieron las acciones, el cansancio y la resignación de la falta de gol invadieron la atmósfera del juego. Esta situación benefició al local, que generó las ocasiones mas claras.
Pero, la igualdad se rompería en el final. Molina se había perdido en dos ocasiones la posibilidad de abrir el marcador. Un premio al esfuerzo que dejó a la visita sin nada y permitió que los sanjuaninos encontraran un importante triunfo para estirar a seis partidos su invicto -dos victorias y cuatro empates-. Un centro huérfano cruzó toda el área sin que pueda ser rechazado; el delantero no dudó y con un violento remate, hizo festeja a toda su gente.
Sin apremio por el promedio y rondando la mitad de tabla, la victoria permite sumar confianza de cara a la recta final de la temporada. La conducta y orden en la zaga se convirtió en su principal virtud y de esta forma recibirá en la fecha de los clásicos de la próxima semana a Godoy Cruz. Por el lado de Quilmes, el resultado no le permite salir de la zona roja del descenso. Además, deberá esperar los resultados de Olimpo y Temperley. de ganar, ambos lo pasarán en la temida tabla. El equipo bonaerense deberá afrontar un caprichoso fixture, ya que repetirá a Defensa y Justicia como rival en dos partidos consecutivos.