El partido se abrió demasiado rápido y todas las paridades, que en la previa prometieron ambos equipos, se esfumaron. Valentín Verga, jugador nacido en Argentina, pero nacionalizado holandés marcó velozmente el desnivel. A los tres minutos del primer cuarto, vulneró el arco de los Leones y empezó a desatar la fiesta Orange. Más, tarde, antes del cierre del parcial inicial, selló su doblete personal con una estirada de anticipo.
Las penetraciones de los europeos pusieron contra las cuerdas al equipo albiceleste, que no ofreció reacción. Cerca del descaso del medio tiempo, Thijs Van Dam empezó a construir la irreversible goleada. Pese a la caída, Juan Manuel Vivaldi fue figura en el elenco dirigido por Carlos Retegui. Con varias tapadas evitó que la diferencia fuera mayor.
El entretiempo no cambió el trámite del juego, y los holandeses se afianzaron en su dominio. Los Leones casi no pudieron pisar el área rival, y terminaron replegados en terreno propio. El cansancio hizo mella en los argentinos, y fue aprovechado por los atacantes del equipo comandado por Max Caldas. La frustración afloró en los campeones olímpicos cuando, en el inicio del tercer cuarto, llegó el 4-0. Robbert Kemperman facturó con un remate lejano, imposible de frenar.
Con un ánimo dominado por el desgano, Vivaldi no pudo contener el quinto gol. Mirco Pruijser se anotó en el marcador. Un disparo bajo y rasante se coló en el primer palo, para aportar a la fiesta naranja.
El resultado final se firmó en el último cuarto: primero llegó el sexto gracias a Thierry Brinkman, y luego el descuento de Matías Paredes, que puso cifras definitivas al tanteador.
Así, la World League quedó en manos de los holandeses, que ya se habían asegurado, al igual que los argentinos, un lugar en la copa del mundo del año siguiente. Por su parte, los Leones buscarán revancha en la Copa Panamericana, que se disputará en agosto en Lancaster.