Casi un año y medio tuvo que esperar la escudería italiana para volver a sonreír y mirar por el espejito retrovisor a las monoplazas de Mercedes, desde el 20 de septiembre de 2015 que Ferrari no conseguía una victoria cuando el mismísimo alemán que hoy festejó en Melbourne se alzara con el Gran Premio de Singapur.

Desde los boxes y con un gran trabajo y planificación del equipo fue que Ferrari pudo consagrarse, con una estrategia de una sola parada en la vuelta 24 para cambiar los neumáticos cuando Vettel estaba primero en la carrera por la detención de Hamilton, que se ubicaba tercero por detrás de Max Versttapen, y al volver a pista el alemán siguió manteniendo la posición de privilegio, desde ahí fue inalcanzable para el piloto británico de Mercedes que encima tenía a uno de los pilotos que mejor defienden su posición en la categoría como el joven holandés de Red Bull, que perdió la ubicación tras ingresar a boxes.

El campeonato volverá a encontrarse con los monoplazas y los equipos el próximo 9 de abril cuando se dispute el Gran Premio de China y se demuestre si Ferrari está para competirle al poderío hegemónico de Mercedes de los últimos años o esta victoria de Vettel es un espejismo de agua en un desierto árido de victorias.